La preservación de la fertilidad en niños y niñas continúa siendo experimental en determinados aspectos como enfermedad neoplásica, ya que deben definirse aún las poblaciones de riesgo. "En España se diagnostican alrededor de 900 nuevos casos de cáncer infantil al año y aproximadamente el 30 por ciento tienen altas probabilidades de desarrollar problemas de fertilidad en la edad adulta en relación con el tratamiento recibido", ha calculado José Sánchez de Toledo, jefe del Servicio de Oncología y Hematología del Hospital Valle Hebrón, en Barcelona, y coordinador del XVI Curso de Actualización en Oncología y Hematología Pediátricas, junto con Luis Cabero.
El tratamiento con dosis altas de agentes alquilantes, radioterapia abdominal y trasplantes alogénicos de médula ósea supone un mayor riesgo en este campo. Otra enfermedad que puede causar esterilidad en niños es el linfoma de Hodgkin tratado con los protocolos que se utilizaban hasta fechas recientes
"No todos los niños y niñas tienen el mismo riesgo de infertilidad. Existen dos factores principales: la edad en la que fueron tratados (antes o después del brote puberal) y los fármacos que se les administraron. Es importante conocer estas poblaciones para poder incidir de forma más precisa en ellas, en las que deben valorarse los diferentes parámetros de posible pérdida de fertilidad, para ver si estos pacientes son susceptibles de beneficiarse de técnicas para preservar tanto la fertilidad como la función hormonal", ha precisado.
La diferencia fundamental entre el tratamiento de niños y el de niñas no se produce tanto en función del sexo sino de la terapia previa que han recibido. De este modo, existe más riesgo de infertilidad si el tratamiento se aplica en niños tras la pubertad que si se administra antes de que se produzca la división germinal de las células.
Existen aspectos ya consolidados en este campo desde hace años, como la preservación de la fertilidad en niños púberes mediante conservación y congelación del esperma. También en niñas se separan los ovarios fuera del campo de radiación mediante ovariopexia cuando se administra irradiación abdominal.Otros campos específicos son más novedosos, con técnicas como congelación de tejido ovárico para su posterior reimplantación que puedan preservar tanto fertilidad como función hormonal en pacientes que han recibido quimioterapias o radioterapias.
"Estamos investigando cómo preservar la fertilidad a través de congelación del tejido ovárico y la vitrificación: es un campo pionero", ha señalado que el experto, y ha apuntado además la necesidad de trabajar en unidades multidisciplinares en las que, desde diferentes especialidades, "se estudien a fondo las características del paciente, el riesgo de la pérdida de fertilidad y cómo puede actuarse en este paciente de la forma más adecuada posible para preservar la fertilidad y la función hormonal: no todos los pacientes requieren de este soporte multidisciplinar, pero probablemente sí un pequeño porcentaje de ellos. Y son esos a los que hay que ofrecer las mejores técnicas posibles para poder preservar los dos aspectos".
La preservación de tejido ovárico mediante su congelación antes de comenzar el tratamiento de determinadas enfermedades pediátricas como leucemias y linfomas conlleva el riesgo de transmisión posterior de células tumorales al implantar el tejido. En este sentido, José Sánchez de Toledo ha recordado que la indicación, por tanto, es no realizar estas técnicas. "Más adelante, posiblemente deberemos estudiar con detalle y con diferentes métodos la ausencia de tejido tumoral".
"Estamos investigando cómo preservar la fertilidad a través de congelación del tejido ovárico y la vitrificación: es un campo pionero", ha señalado que el experto, y ha apuntado además la necesidad de trabajar en unidades multidisciplinares en las que, desde diferentes especialidades, "se estudien a fondo las características del paciente, el riesgo de la pérdida de fertilidad y cómo puede actuarse en este paciente de la forma más adecuada posible para preservar la fertilidad y la función hormonal: no todos los pacientes requieren de este soporte multidisciplinar, pero probablemente sí un pequeño porcentaje de ellos. Y son esos a los que hay que ofrecer las mejores técnicas posibles para poder preservar los dos aspectos".
La preservación de tejido ovárico mediante su congelación antes de comenzar el tratamiento de determinadas enfermedades pediátricas como leucemias y linfomas conlleva el riesgo de transmisión posterior de células tumorales al implantar el tejido. En este sentido, José Sánchez de Toledo ha recordado que la indicación, por tanto, es no realizar estas técnicas. "Más adelante, posiblemente deberemos estudiar con detalle y con diferentes métodos la ausencia de tejido tumoral".
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