“No hay duda que por temor de excitar su interés, o con la esperanza de que una tal simulación podrá retardar el instinto sexual, por lo que se le oculta la sexualidad a los niños. De todas maneras, si ese conocimiento les es ocultado, ¿no lo alcanzaran de otro modo? ¿No se arriesga verlos considerar a todo lo que esta en relación con la sexualidad como algo degradante y detestable y exacerbar su curiosidad? En ultima instancia, es la mala conciencia de los adultos frente a sus problemas sexuales la que los alienta a mantener el misterio ante los niños…”
Sigmud Freud en una carta al Dr. Frust, en 1900
Con este fragmento de Freud, comienza Mikel Resa, su charla. Nos remarca que es de 1900 y dice que hasta esta época el tema de la sexualidad infantil, no existía.
La verdad es que siempre ha existido, señala Mikel Resa
(Centro Sexológico y de pareja OREKA)
, en el sentido de que siempre ha habido una transmisión de valores, opiniones y actitudes al respecto. La educación de la sexualidad se produce a todos los niveles de lo cotidiano, ya sea con las palabras que se dicen y con las que callamos (apagar el TV cuando una escena no nos agrada, por ejemplo), con un gesto, un abrazo, una caricia, o simplemente cómo gestionamos los adultos nuestros problemas en casa.
Los niños nos observan y aprenden. Tengamos conciencia o no de ello, son esponjas que aprenden, incluso con el silencio, hechos, actitudes y conductas de los adultos que les educan.
La educación sexual, es perfectamente abordable desde el ámbito familiar: Se trata de hablar sobre las relaciones de pareja, sobre cómo debe ser el trato entre dos personas que se quieren, el amor, la expresión de afectos, enfados… Hay que hablar sobre las relaciones humanas, el respeto, las emociones… Hablar sobre los cuerpos, sus cambios con el tiempo, las diferencias entre los cuerpos de hombre y mujer, la belleza de todos y el valor de su diversidad, hablar de reproducción, concepción y anticoncepción, de prevención de infecciones de transmisión sexual, de placer… Esto ayuda a que los niños se sientan queridos y aprendan a quererse, a que encuentren su particular belleza, que aprendan a cuidarse y busquen amistades y parejas que los cuiden y también, a que sepan decir no a lo que no desean.
Por supuesto, debemos tener en cuenta la edad de los niños, en cada edad se tienen inquietudes diferentes. La sexualidad en la primera infancia se desarrolla y expresa a través de la curiosidad y el juego. Es importante, destaca Mikel “no ver con ojos de adulto lo que hace un niño”.
Las orientaciones que nos ofrece son las siguientes:
- No forzar situaciones, ni intentar ser quien no se es. Cada familia con sus criterios y valores, habla de los propios temores, dudas y experiencias.
- Lo importante es que vuestros hijos sepan que queréis contestarles, mostrar interés por sus inquietudes, que sientan que se les respeta y se les dice la verdad. “Sino queremos que nos mientan, no les mintamos”.
- Las preguntas no se fuerzan.
- Mostrar disposición a responder, no es bueno aplazar las respuestas.
- No hay respuestas inoportunas.
- No eludir los temas, todo se puede responder.
- Utilizar un lenguaje que se entienda, lo más sencillo suele ser lo más eficaz.
- No usar palabras con connotaciones negativas.
- Si no sé contestar, mostrar interés, es mejor que participen ambos, padre y madre cada familia con sus criterios y valores.
- Es fundamental que la respuesta sea cariñosa.
“EL SEXO NO ES LO QUE SE HACE NI LO QUE SE TIENE, SINO LO QUE SOMOS”
Cuentos para educar en familia Dirigidos a niños y niñas de entre 6 y 12 años para fomentar la educación sexual
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